La fuerza para tomar lo que quiere

Fuera del Ozolito, la batalla parecía estar resuelta. El Vermilion había logrado abatir a los monstruos de los vinculadores desde la distancia, y las pesadillas no parecían interesadas en el barco volador. De pronto, un pulso surgió del Ozolito y las bestias que no tenían un vínculo formado atacaron en conjunto al Vermilion. Los movimientos no eran intuitivos, sino que planificados y trabajaban en conjunto. El barco no fue rival para estas bestias y, finalmente se precipitó del cielo a la tierra.

Lukka salió del trance del Ozolito y se reunió con los vinculadores que sobrevivieron y Vivien. Les explicó que ahora él controlaba el poder del cristal y que finalmente podría llevar un escuadrón de monstruos a Drannith para que lo acepten nuevamente. Ese no era el acuerdo que hicieron anteriormente, por lo que los vinculadores se sintieron traicionados. Al ver que oponían resistencia, Lukka intentó tomar el control de los monstruos vinculados y, al notarlo, Vivien, los monstruos vinculados y los vinculadores escaparon de la locura que se estaba apoderando de Lukka.

El viaje de Jirina

Jirina despertó con su cuerpo adolorido junto a un arroyo en medio de una pradera. No entendía cómo llegó ahí, ya que su último recuerdo es haber estado en el Vermilion a punto de caer. Sin embargo, apenas vio al tigre volador que solía acompañar a Lukka junto a ella, recordó lo ocurrido: el tigre, justo antes que el barco cayera, la rescató. El tigre le indicó mediante movimientos de su cabeza que tomara agua y luego que lo montara. Con muchas dudas, Jirina lo montó suponiendo que Lukka lo había enviado a salvarla y emprendieron vuelo en dirección a Drannith.

Jirina logró dormir un poco y, al despertar, se dio cuenta que estaba en paisajes bien conocidos para ella, ya que estaban volando sobre el cuarto anillo de la ciudad de Drannith. Jirina comenzó a desesperarse, ya que los muros están armados con ballestas gigantes y hechiceros listos para derribar cualquier bestia que intente atravesarlos. Jirina intentó decir al tigre que bajara, pero el tigre no la entendía, y su desesperación se convirtió en genuino miedo cuando escuchó el primer disparo de una ballesta.

El tigre logró esquivar los disparos que podían derribarlo y empezó a descender, pero Jirina bien sabía que, al hacerlo, los soldados empezarían a disparar con ballestas más pequeñas y ella misma era la que corría peligro. Sin embargo, cuando esto pasó, el tigre la protegió girando su cuerpo hacia los disparos, recibiéndolos todos y cayendo. Con la poca consciencia que quedaba en Jirina cuando llegaron los escuadrones, les indicó que no lo mataran, sino que lo capturaran para luego desmayarse por las heridas.

La prueba de Jirina

Jirina despertó en la enfermería de la ciudad unos días después, con el general Kudro, su padre, en la habitación esperando a hablar con ella. Le pidió un reporte detallado de todo lo que había sucedido y ella le contó todo. Al final, él le preguntó si estaba segura de si el tigre que la trajo volando era el mismo con el que Lukka se había vinculado. Cuando ella confirmó que así era, él se preocupó aún más por lo que Lukka estaba haciendo, mencionó que el capitán mantuvo su orden de capturar vivo a la bestia y le dijo que el hecho que su hija hubiese llegado volando en un monstruo estaba haciendo que rumores circularan por la ciudad, pero le aseguró que no se preocupara porque se iba a hacer cargo.

Cuando la dieron de alta de la enfermería, le indicaron que su padre quería que hiciera su primera aparición en público dos horas después. Jirina fue al lugar donde se haría su aparición y lo primero que notó fue que había una plataforma de madera montada, a la cual estaba amarrado el tigre de Lukka. Al verlo, Jirina entendió todo lo que iba a pasar.

El público empezó a murmullar cuando Jirina apareció y el general le indicó que la única manera que no la consideraran una traidora a la humanidad, como a Lukka, era que ella misma decapitara al tigre. El general también le dijo que, si bien Lukka era su principal candidato a la sucesión del comando, ella siempre fue la siguiente opción. Jirina no pudo con esto y se rehusó a matar al tigre que salvó su vida. Por otro lado, el general Kudro no dudó en hacerlo.

El ejército

A la distancia, en las inmediaciones del Ozolito, Lukka estaba buscando a Jirina en los restos del Vermilion, ya que estaba seguro de haberla visto. De pronto, tuvo una visión en Drannith, y junto a él estaba el General discutiendo con Jirina mientras él se sentía con hambre y sin poder moverse. Lukka entendió que estaba teniendo una visión del tigre. En ella, logró comprender que el tigre había salvado a Jirina a partir del sentimiento de protección de Lukka hacia ella y que estaban en Drannith, pero luego vio como el general tomaba una espada de dos manos y el vínculo se cortó.

Lukka decidió que era hora de volver a casa, y junto a él iría el ejército de monstruos que había logrado amasar para defender a Drannith. Sin embargo, al ver que Kudro asesinó a su monstruo, se dio cuenta que esto podría ser un poco más difícil de lo esperado.

En Drannith, Jirina no estaba oficialmente arrestada, pero la mantenían dentro de su dormitorio sin poder salir. En eso, un general fue a indicarle que su ayuda era necesaria, ya que había un ejército de monstruos que se dirigía a Drannith. Esto no tendría sentido en un escenario cualquiera, ya que estos no se organizan ni marchan juntos, por lo que acorde al informe que ella misma entregó, sospechaban que se trataba de Lukka. Dado que Jirina estaba comprometida con él, consideraban que lo mejor es que ella asistiera para poder hablarle pacíficamente.

Jirina emprendió marcha junto a su padre y cerca de diez mil soldados, la cantidad de soldados más grande que había sido desplegada fuera de Drannith a la vez. Cuando Jirina estaba descansando en su carpa, Vivien apareció junto a una vinculadora, quienes habían aturdido a sus guardias. Explicaron la situación de Lukka y le plantearon que era posible que, si lo dejaban volver a la ciudad, él podría desbandar su ejército y volver en paz. Jirina les indicó que ella no tenía influencia sobre Drannith, ya que era también una prisionera, pero que haría lo posible.

Parley

Al día siguiente, Lukka pidió hablar con Kudro en paz. Kudro aceptó ir junto a Jirina, a quien le dio un cuchillo en secreto y le dijo que no tenía intenciones de aceptar su paz y que, apenas tuviese la oportunidad, ella matara a Lukka. Cuando se juntaron los tres, vieron que Lukka estaba hecho un desastre: había perdido peso, sus ropas parecían trapos y su barba estaba descontrolada. Algo parecía raro en él, ya que sus ojos parecían los de un loco.

Kudro y Lukka discutieron acerca de su traición y Kudro dejó en claro que sólo estaba cayendo más bajo. Lukka le dijo que el ejército era para proteger a Drannith, pero Kudro no podía confiar en ellos. Cuando las cosas empezaron a alterarse, Jirina intervino y le explicó a Lukka en susurros la situación, incluyendo el hecho que Kudro quería que ella lo matara. Lukka tomó a Jirina y ordenó a los monstruos que atacaran.

Todo había sido una trampa, ya que monstruos emergieron desde el suelo mediante túneles directo hacia ellos. En cuestión de segundos, el ejército que habían traído estaba siendo diezmado por las bestias de Lukka. Kudro amenazó a Lukka por última vez, pero Lukka decidió que no quería seguir escuchándolo y enterró su espada en Kudro. Le dijo a Jirina que todo estaría bien, pero ella, notando que su locura llegaba a límites más allá de lo imaginado, intentó atacarlo de vuelta y saltó al río para escapar. Ella logró escapar y se encontró con Vivien y la vinculadora con la que hablaron, quienes la ayudaron a volver a Drannith para proteger la ciudad de Lukka y su locura.

Las defensas de Drannith

Jirina, los vinculadores y Vivian llegaron a los muros de Drannith y Jirina ordenó que los dejaran entrar. La caótica situación había hecho que la línea de comando pasara al coronel, quien era igual de testarudo que su padre y no podría controlar la situación. Por ello, Jirina decidió intentar tomar el comando con su carisma y el respeto que ya mantenían por ella como miembro del ejército e hija de Kudro, recién asesinado. Gracias a ello, Jirina logró tomar el poder y comandó que dejaran entrar a los vinculadores, ya que serían de gran ayuda para defender la ciudad, y organizó las defensas frente a esta nueva amenaza.

El plan para defender Drannith era distraer a Lukka y matarlo, ya que sin él los monstruos no podrían mantenerse juntos y sería más fácil alejarlos de la ciudad. Para distraerlo, los vinculadores irían junto a Jirina lo más cerca de él posible para que, mientras Jirina distraía a Lukka, los vinculadores lo flanquearan para matarlo.

Cuando el ataque de Lukka comenzó, las defensas de Drannith se mantuvieron firmes. Lograron mantener a todos los voladores a raya gracias a sus ballestas, pero a la larga eran demasiados. Algunos lograban pasar a la ciudad y causar caos, y las pérdidas fueron muchas. Los vinculadores se mantuvieron fuera de la visión de Lukka para poder tomarlo por sorpresa.

Cuando Lukka llegó al muro montando una tortuga gigante, Jirina logró saltar a esta para poder hablarle. Lukka le dijo que entendió que no habría forma de que Drannith lo aceptara, por lo que decidió que la solución era tomarla y construir una nueva ciudad, donde quienes no aceptaran tendrían que morir. Jirina intentó atacarlo sin éxito y los vinculadores llegaron para ayudar, acorralando a Lukka. Lukka había llegado muy lejos y no se iba a rendir por lo que, usando toda la fuerza del Ozolito, intentó tomar el control de los monstruos vinculados para revertir esta situación. Sin embargo, esto no fue suficiente.

A la distancia, el Ozolito no podía más por la carga que se le estaba dando y explotó. Justo en este momento, algo pasa dentro de Lukka y desaparece del plano de Ikoria.

La batalla concluyó con una victoria de Drannith y la ahora coronel Jirina logró imponer en tan sólo una semana un decreto que permitía a los vinculadores vivir dentro del primer anillo de Drannith. Con ello, se forjaba una nueva ciudad con una mentalidad muy diferente.

En otro plano, Lukka despertó con recuerdos difusos siendo atacado por tres monstruos. Instintivamente, Lukka intentó tomar control de ellos como antes y, para su sorpresa, sus poderes todavía existían en un menor grado, ya que solo logró controlar a uno para ahuyentar a los otros. Todavía había una idea en la cabeza de Lukka: quería volver a casa.

Así que sin más que decir me despido en esta ocasión, recuerden que nos pueden seguir en nuestro fan page de facebook, también en nuestro twitter, Instagram, patreon y también en nuestro canal de youtube donde siempre hay novedades.